
La inexistencia de un Estado-nación condicionó, en el país que desde 1886 se llamó República de Colombia, la debilidad de los símbolos que pretendían asumir su representación general. Pudo existir por más de un siglo sin un mapa-logo, enarbolar la misma bandera de Catalina de Rusia, tener un escudo con el atributo y el lema más contradictorios y recurrir al Sagrado Corazón como ícono unificador.
Año de edición: 2015.